
Siempre que miro
y giro el caleidoscopio
están ahí las faldas que flotan.
La manecillas giran
y por la banqueta cruzan
seres que poco a poco
se desvanecen.
Son vendoletes los recuerdos
o filosas navajas
que convergen.
La escalera de espiral y
en el último piso hay un
adiós...
Siempre que miro
y giro el caleidoscopio
están ahí las faldas que flotan.
Me tiró la llave
y salí al paraíso callejero
donde solía observar
el tumulto perdido.
Es la armadura del silencio
o un traje viejo
que al tiempo se acomoda,
La noche, hasta el final
y en la galaxia hay un
volveré...
Siempre que miro
y giro el caleidoscopio
están ahí las faldas que flotan.
Paso a paso por la nieve
como si quisiese brincar los andes
siente el frío de sus mejillas
y por el contorno de sus ojos
las lágrimas malabarean con ternura.
Ahí están aquellos cromos
incrustados como rocas
y al girarlos se detienen.
Siempre que miro
y giro el caleidoscopio
están ahí las faldas que flotan.
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