
Voy girar bajo la bóveda,
cuando el sonido
de un disparo despierte
a los gorriones.
Voy a atravesar tus pupilas,
con las pestañas largas
de una ola embravecida.
Regresare al silencio
y tomare las rosas,
ocultas en el lunar
perdido de tu vientre.
Sobre la arena,
encontrare mis pasos
y poco a poco
iré borrando mis
suspiros.
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