A la calma de estar sereno,
todos nos movemos
y reventamos así una ola
de furiosa espuma de silencio.
A la pena de perderlo todo,
viendo,
nadie se aleja tanto
y pierde el centro de luz
que adivina un breve encuentro.
Hoy es una nube que dibuja
tus palabras
y abajo el sol se absorbe
entre los nodos arenosos de
tu piel acariciada.
Hoy es el último instante
de un comienzo eterno
y, hacia el centro vivo
de mi corazón abierto,
parta un rayo agudo
tanto y tanto sentimiento.
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